Al igual que en las antiguas culturas, particularmente en la andina central este, origen pukina, la creencia en aquel sin nombre, incorporeo, que no puede verse, intemporal e inmaterial, más alto que las alturas y más profundo que las profundidades, es, a la vez, la luz sin ser luz, la guía, sin ser guía, de los caminos agrietados, cansados, fatigados, hondos y estrechos senderos de la muerte que no es muerte, es la fuerza, sin ser fuerza, para luchar contra sus adversarios en aquellas tinieblas. Al fin, éste se salvará si cree en aquel que no es, al fin logrará atravesar esa profundidad obscura y no morirá, porque su muerte no fue muerte, porque percibió al que no se puede percibir, vio al que no se puede ver, tocó la materia de lo inmaterial y sanó.
Enagui