Me parece muy importante recordar que los corazones de los seres humanos están estrechamente vinculados y asociados al gran corazón del universo, es decir, que todos ellos juntos son parte inherente del cosmos y la existencia, por tanto, sujetos activos de la inteligencia, en su proporción claro está, similar a un árbol sembrado en un inmenso e interminable bosque si fin, y cuyo propósito, algún día y algún tiempo será, elevarse buscando la luz para crecer, el ser capaz de mirar desde arriba esa vastedad y darse cuenta que existen, por encima de ese infinito, otros universos aún mayores y con nuevos conocimientos. Que su existencia e inteligencia no termina ni se encuentra circunscrita a los demás árboles de su alrededor.