01/12/2017 a las 12:48
#1452
Invitado
En un mundo de consumo como lo nombra Bauman, vivimos una vida acelerada en busca de reconocimiento, de pertenencia, algo que nos vincule con otros, que nos permita ahuyentar los miedos y las soledades… en esa medida caemos en un círculo vicioso, en donde incluso nosotros mismos somos un producto de mercado, con una nombre equivalente a marca, con una gestión necesaria que ofrece a cambio rendimientos sociales y económicos.
Pero al final, el equipararnos a un producto, implica vivir en constante búsqueda de aceptación e invirtiendo la propia vida como moneda de cambio, tal vez sea preferible no jugar, no ganar no perder, no anhelar.